viernes, 8 de marzo de 2013


Recuerdo esa noche en tu cama.
Sin sonrisas, sin besos, ni caricias aceleradas.
Sólo tú, yo,  y esa desesperanza,
esa desesperanza y esa decepción de quien ve la cara oculta de la luna
y no le gusta.

No quedaban palabras, ni palmadas en la espalda.
No quedaban miradas compasivas, ni abrigo que nos arropara.
Sólo tú, yo y ese llanto sin consuelo.
Tuyo, mío, nuestro.

Recuerdo que nos venció el cansancio de tanto llorar.
Recuerdo que despertamos abrazados.
Y ya no fuimos tú y yo, sino nosotros.

Fuimos nosotros hasta el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario