sábado, 7 de junio de 2014

Su nombre empezaba por M. O por A. No lo recuerda bien.
De lo que sí se acuerda es de cómo le besaba, cómo le mordía y le susurraba guarradas al oído.
Le tenía justo donde quería justo cuando quería.

Hasta aquel día en el que se perdió, se olvidó de que le gustaba a rabiar, perdió la memoria de sus días vividos y sus noches devoradas y ya no supo volver a su cama deshecha, a su mesa del escritorio, ni a aquella tarde, desnudos, escuchando Disarm.

No supo volver. Tampoco quiso.

miércoles, 2 de abril de 2014

# Que me moje esta lluvia, por favor.
Que me empape entera.
Quiero chorrear tu recuerdo en la acera y,
gota a gota, verte desaparecer.

martes, 4 de febrero de 2014

En días como los de hoy, donde sólo te identificas con la destrucción absoluta, el despropósito y el caos, te pierdes para encontrarte, te rompes para recomponerte y asumes tus errores para reconducir tus pasos. Aceptas tu derrota y levantas la cabeza con dignidad, aunque tengas que callar, aunque quieras reventar, aunque desees matar a todo aquel que se cruza por delante. Porque sabes que estás sola en esto, que es una guerra en la que sólo puedes batallar tú. Y está bien así. Sí. Mientras lo resuelves está bien así: tienes derecho a romper cristales, tienes derecho a andar descalza y destrozarte los pies, verte sangrar y lamerte las heridas. Tienes derecho a enfadarte y pelear fuerte, a gritar y llorar, a besarte, morderte, escupirte, darte tortas en la cara con la mano abierta y arañarte hasta hacerte trizas. Mientras tanto está bien, porque después de toda esa violencia vas a levantarte, vas a sacudirte el vestido, vas a calzarte tus viejas botas y vas a luchar para que la vida no te deje atrás.